El Minuto Milagroso
- Neillyn Firpo
- 24 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 31 jul

“Dame un minuto” le pedía ella a su pequeño hijo mientras lo colocaba
en el asiento del carro y a la vez hacia malabares para sujetar los
paquetes de compras.“Dame un minuto”, dice el joven al oficinista mientras terminaba
rápidamente su llamada telefónica y así no perder su turno para ser
atendido.
“Dame un minuto” le indica el deportista a su entrenador a la vez que
intenta terminar de amarrarse el calzado deportivo.
En fin, “dame un minuto” por lo general implica: “espera un momento,
por favor”, o “enseguida estoy contigo”, o “necesito un momentito
más”. Para mi, ‘dame un minuto’, puede tener efectos milagrosos
cuando se trata de generar paciencia, energía o comprensión. A esto le
llamo el minuto milagroso.
Estoy convencida de que un minuto puede ser suficiente para calmar la
mente, retomar el dominio de las emociones e incluso puede ser
fundamental para traer paz a una situación, relación o circunstancia.
¡Todos en algún momento nos podemos beneficiar de un minuto
milagroso de paciencia! Especialmente, cuando las demandas, expectativas y exigencias del diario vivir ponen a prueba nuestro buen deseo de salud, tranquilidad y armonía con nosotros y con los demás. Todos los días nos toca el retomar la realidad de múltiples tareas, la
congestión vehicular nuestra de cada día, los cambios inesperados, las
reuniones, de vuelta a clases y… ¡no hay tiempo para tantas cosas!
Esta combinación de elementos puede ser nociva para la salud mental, física
y social sino se domina a tiempo, con determinación y paciencia.
He comprobado que el practicar el minuto milagroso puede evitar
tensión mental, pulso acelerado, nervios y lenguas alteradas e incluso,
el que la intolerancia se agudice cuando es menos prudente. Practico
sus beneficios pidiéndome a misma: “dame un minuto”. En ese minuto
dejo de hablar, de analizar, incluso dirijo mi pensamiento a una de las
siguientes técnicas:
Respiro conciente, profundamente y pienso en el estado de
tranquilidad que requiere la situación.
Recuerdo que lo que deseo es armonía y bienestar y lo afirmo
mentalmente una y otra vez.
Repito mentalmente: paciencia, paciencia, paz, paz… mientras voy
aflojando los músculos de la cara y de la mandíbula.
En ocasiones, simplemente cuento mentalmente hasta 60, respiro
profundo, sonrío y continúo con la certeza de que me di un
minuto para mi mayor bienestar… ¡mi paciencia!
El minuto milagroso no sustituye las prácticas meditativas, oraciones,
sesiones terapéuticas, medicamentos ni cualquiera cosa que se haga
para relajarse y enfocarse saludablemente en la vida.
Sin embargo, y
mientras tanto, ciertamente este minuto puede justo a tiempo
devolvernos la paciencia, cordura y claridad mental para retomar el
enfoque necesario cuando volvemos a empezar en agosto (y siempre).
Entonces, en este mes, practica el minuto milagroso de paciencia para
tu buena salud, tranquilidad y armonía contigo y con los demás. ¡Date
un minuto!
Pd: Tienes 1440 minutos en el día. Algunos de ellos pueden ser
milagrosos... ¡ahora mismo!






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